Collected Item: “Después de la lluvia sale el sol”
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Después de la lluvia sale el sol
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16 de febrero del 2022
Ya está. Fin. Ha llegado el momento que todos esperábamos. El Consejo Federal anuncia la supresión de todas las medidas sanitarias. En otras palabras, anuncia lo que todos llevábamos esperando durante dos años: ha terminado la pandemia del COVID.
Bueno... casi... En realidad quedan dos medidas: el uso de la mascarilla en los centros médicos y en los transportes públicos. También sigue infectándose la gente, pero lo que determinaba la continuación o no de las medidas era el número de hospitalizaciones y parece ser que están disminuyendo. Así que digamos que para la mayoría de los suizos, la pandemia ha terminado.
China adopta una política de "0 COVID". Por eso en los juegos olímpicos, los atletas tienen que salir lo menos posible para no arriesgar una contaminación.
1 de abril del 2022
Esta vez sí. Ya ni hospitales, ni transportes públicos deben conservar la mascarilla. ¿Y si la prueba de COVID da positivo? Nada nos obliga a quedarnos en casa y ni siquiera a proteger a los demás mediante la mascarilla. Creo que esta vez sí que es el fin.
Bueno... casi... en todo caso en Suiza. En realidad, los demás países que nos rodean siguen guardando ciertas medidas. El pasaporte COVID sigue vigente en varios países europeos y China sigue confinada. La gente tiene que hacerse pruebas cada dos días como máximo y ni siquiera tienen derecho a sacar los perros. Incluso escuché que mataban a los animales que estaban infectados.
Pero el tema de la pandemia es ahora arcaico. Nadie habla ya de esto, salvo algún amigo o familiar que conoce a alguien que ha estado con COVID últimamente. Ahora hay otro tema que está desafiando y arrebatándole el protagonismo al virus: la guerra en Ucrania. Ya no tenemos miedo a morir por una enfermedad, sino por una explosión nuclear. Al menos es más rápido. No tenemos tiempo para darnos cuenta de que nos estamos muriendo. Pero llevamos 37 días preguntándonos si todo puede acabar mañana. O hoy. O en este minuto. Llevábamos 8 días con la autorización de despreocuparnos por el COVID. Dios tardó 7 días en crear el mundo y nosotros tuvimos un día más para reconstruir nuestras simples vidas. Empezábamos a soñar de nuevo con viajes, con libertad. Por fin podíamos retomar nuestros proyectos suspendidos por la pandemia. Pero Vladimir Putin, creyendo ser otro Dios superior, decidió que no teníamos ese derecho. ¿Me puedo atrever a soñar? ¿Vale la pena seguir mis estudios? De qué me sirve el Bachelor que me van a entregar el 15 de julio si es para que una bomba estalle al día siguiente. ¿Merece la pena tanto esfuerzo?
Estudiar es una inversión. Estoy sacrificando tiempo, placer y dinero para, espero, ejercer en el futuro un trabajo que me guste y que me garantice cierta estabilidad. Pero, ¿llegaré a conocer ese futuro?
Me prohíbo pensar así. Si la gente hubiera dejado de soñar durante la peste negra o durante las guerras mundiales, la humanidad se habría terminado hace tiempo. Sin embargo, el ser humano ha seguido desarrollándose e intentando ser mejor que antes.
Después de la lluvia sale el sol.
16 de mayo del 2022
Estamos ya a finales de semestre. Esta vez hemos aguantado, las clases se han dado en presencial durante todo el curso. Así que después de la lluvia sale el sol. Bueno, quedan algunas nubes de COVID, algunos alumnos tienen que asistir en línea, idea que no nos hubiera surgido antes de que pasara todo esto. Las previsiones dicen que este invierno podría volver a surgir violentamente el virus. De momento, yo disfruto del sol. Pero el tiempo no es igual en todos los sitios. En Ucrania sigue lloviendo, sobre todo en la parte este. Del otro lado empiezan a guardar los paraguas y a sacar el cemento para reconstruir casas, escuelas, hospitales y parques. ¿Se atreverán ellos a soñar? ¿Con qué soñarán? ¿Con retomar sus proyectos o con el próximo apocalipsis que les pueda caer encima?
Ya está. Fin. Ha llegado el momento que todos esperábamos. El Consejo Federal anuncia la supresión de todas las medidas sanitarias. En otras palabras, anuncia lo que todos llevábamos esperando durante dos años: ha terminado la pandemia del COVID.
Bueno... casi... En realidad quedan dos medidas: el uso de la mascarilla en los centros médicos y en los transportes públicos. También sigue infectándose la gente, pero lo que determinaba la continuación o no de las medidas era el número de hospitalizaciones y parece ser que están disminuyendo. Así que digamos que para la mayoría de los suizos, la pandemia ha terminado.
China adopta una política de "0 COVID". Por eso en los juegos olímpicos, los atletas tienen que salir lo menos posible para no arriesgar una contaminación.
1 de abril del 2022
Esta vez sí. Ya ni hospitales, ni transportes públicos deben conservar la mascarilla. ¿Y si la prueba de COVID da positivo? Nada nos obliga a quedarnos en casa y ni siquiera a proteger a los demás mediante la mascarilla. Creo que esta vez sí que es el fin.
Bueno... casi... en todo caso en Suiza. En realidad, los demás países que nos rodean siguen guardando ciertas medidas. El pasaporte COVID sigue vigente en varios países europeos y China sigue confinada. La gente tiene que hacerse pruebas cada dos días como máximo y ni siquiera tienen derecho a sacar los perros. Incluso escuché que mataban a los animales que estaban infectados.
Pero el tema de la pandemia es ahora arcaico. Nadie habla ya de esto, salvo algún amigo o familiar que conoce a alguien que ha estado con COVID últimamente. Ahora hay otro tema que está desafiando y arrebatándole el protagonismo al virus: la guerra en Ucrania. Ya no tenemos miedo a morir por una enfermedad, sino por una explosión nuclear. Al menos es más rápido. No tenemos tiempo para darnos cuenta de que nos estamos muriendo. Pero llevamos 37 días preguntándonos si todo puede acabar mañana. O hoy. O en este minuto. Llevábamos 8 días con la autorización de despreocuparnos por el COVID. Dios tardó 7 días en crear el mundo y nosotros tuvimos un día más para reconstruir nuestras simples vidas. Empezábamos a soñar de nuevo con viajes, con libertad. Por fin podíamos retomar nuestros proyectos suspendidos por la pandemia. Pero Vladimir Putin, creyendo ser otro Dios superior, decidió que no teníamos ese derecho. ¿Me puedo atrever a soñar? ¿Vale la pena seguir mis estudios? De qué me sirve el Bachelor que me van a entregar el 15 de julio si es para que una bomba estalle al día siguiente. ¿Merece la pena tanto esfuerzo?
Estudiar es una inversión. Estoy sacrificando tiempo, placer y dinero para, espero, ejercer en el futuro un trabajo que me guste y que me garantice cierta estabilidad. Pero, ¿llegaré a conocer ese futuro?
Me prohíbo pensar así. Si la gente hubiera dejado de soñar durante la peste negra o durante las guerras mundiales, la humanidad se habría terminado hace tiempo. Sin embargo, el ser humano ha seguido desarrollándose e intentando ser mejor que antes.
Después de la lluvia sale el sol.
16 de mayo del 2022
Estamos ya a finales de semestre. Esta vez hemos aguantado, las clases se han dado en presencial durante todo el curso. Así que después de la lluvia sale el sol. Bueno, quedan algunas nubes de COVID, algunos alumnos tienen que asistir en línea, idea que no nos hubiera surgido antes de que pasara todo esto. Las previsiones dicen que este invierno podría volver a surgir violentamente el virus. De momento, yo disfruto del sol. Pero el tiempo no es igual en todos los sitios. En Ucrania sigue lloviendo, sobre todo en la parte este. Del otro lado empiezan a guardar los paraguas y a sacar el cemento para reconstruir casas, escuelas, hospitales y parques. ¿Se atreverán ellos a soñar? ¿Con qué soñarán? ¿Con retomar sus proyectos o con el próximo apocalipsis que les pueda caer encima?
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2021-05-16
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