Lucie

01.01.22
Hoy es el año nuevo. Después de dos años de pandemia, todos tenemos el mismo sueño: que nuestras vidas vuelvan a la normalidad. Todos tenemos esperanza y creemos en un futuro más sereno y tranquilo, sin el medio constante de encontrarnos cara a cara con la Bestia. Esto es, en mi opinión, lo que la mayoría de la gente deseaba a medianoche, para empezar el año de forma positiva. Sin embargo, estos dos años nos han enseñado a no entusiasmarnos demasiado y que la situación puede volver a deteriorarse. Estamos asustados…

03.02.22
Llevo cinco meses trabajando en un centro de pruebas de Covid-19. Podéis imaginaros el ambiente que se respira allí: la ansiedad va carcomiendo a la gente poco a poco. La gente se vuelve agresiva y egoísta porque no entiende que no está sola: estamos todos juntos en esta situación, y en lugar de vernos como enemigos, tendríamos mejor tiempo de apoyarnos y tranquilizarnos. La solidaridad debería ser nuestra mayor fuerza, y en cambio nos estamos destruyendo unos a otros: creamos una guerra entre los vacunados y los no vacunados. Hemos perdido de vista lo que es la libertad de pensamiento, que también está siendo dañada: se nos empuja a hacer cosas que no forman parte de nuestras convicciones, y se nos amenaza con que no podremos salir de casa si nos negamos a ceder a la presión de la autoridad. ¿Adónde vamos? Tengo la impresión de que con ello vamos directo al fracaso, y sin embargo ya no se nos da la posibilidad de elegir: u obedecemos, reclamando más libertad, o no cedemos a la autoridad, pero ya no somos libres. ¿Hasta dónde tenemos que llegar para recuperar nuestras vidas, nuestra libertad? Esto es lo que siento cuando entro en el centro donde trabajo, y esto es lo que veo en los ojos de nuestros pacientes: el miedo a no volver a estar sereno, el miedo a no volver a tener la misma vida que antes. Estamos asustados…

15.03.22
La situación está mejorando, casi se puede ver el final del túnel. Pero hay una cosa que hemos aprendido de estos dos años de pandemia: no tenemos que cantar victoria demasiado temprano. La situación es tan inestable que nos da miedo hacernos ilusiones. Hemos llegado a un punto en el que tenemos miedo de volver a ser libres, porque esta libertad puede ser arrebatada de nuevo. Nos dicen que la situación está mejorando, que la pandemia no es tan peligrosa como antes, pero no queremos creerlo. Sin embargo, las restricciones se van levantando poco a poco, entrevemos más libertad y, por tanto, una vuelta a la normalidad. Estamos asustados…

16.05.22
Cuando doy un paso atrás, pienso que la situación ha mejorado demasiado rápido, y temo que la Bestia nos vuelva a alcanzar: la gente ya no lleva máscaras, las discotecas están llenas, los festivales vuelven a empezar, las salas de conciertos están agotadas. La vida normal se ha reanudado, pero no estamos tan serenos como antes, y no creo que volvamos a estarlo. Hasta 2020 nunca habíamos sido privados de nuestra libertad, y estos acontecimientos nos han demostrado que, aunque nos sintamos invencibles, la naturaleza es más fuerte que todo, y no somos nada contra ella. Por eso, debemos cuidarla como si fuera nuestra mayor riqueza.
Sí, hemos recuperado nuestra libertad.
Sí, tenemos derecho a tener miedo de lo que nos depara la vida.
Sí, tenemos suerte de vivir en este planeta que nos ha acogido con los brazos abiertos.
Sí, lo amamos y lo apreciamos.
Sí, escucharemos los mensajes que trata de darnos y nos cuidaremos de la Tierra, porque es en ella donde ocurren cosas terribles, pero también es aquí donde reímos, amamos, compartimos, damos a luz, sobre todo, vivimos.

2022-05-16

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